Ambicioso, autoritario y un gran estratega, el personaje que interpreta Lito Cruz en El Elegido,
parece imitar a un dictador sin límites. A pocos capítulos del final de
la novela, Oscar Nevares Sosa busca llegar a su objetivo sin importar
cuántos muertosdeba dejar en el camino.
Desde el principio, Oscar Nevares Sosa actuó como un líder
carismático. Siempre con una sonrisa, supo ganarse la confianza de su
equipo de abogados para “mover los hilos” a su antojo y armar su
estrategia. Así, Oscar construyó un círculo de poder y “marcó” a Andrés
(Echarri) como su “elegido”.
En el transcurso de la novela, el lado más macabro de “el gigante” se
hizo patente. Mientras postulaba a Andrés a la presidencia, se hacía
cargo con sus propias manos de asesinar a sus padres. A sangre fría y
sin escrúpulos, Oscar le puso fin a la vida de dos personajes en una
escena que más tarde dio vuelta la historia. Con la muerte de los padres
de Andrés, “el elegido” percibió el desastre. El bien y el mal se
separaron.
Entonces comenzó la guerra. Andrés en lucha por vengar la muerte de
sus padres y Oscar por continuar con su proyecto utópico y su sociedad
de dominio.
Mientras tanto, el “dictador” se encargó de seducir, complacer y
cuidar a Verónica San Martín (Bredice), la mujer de Andrés. Lejos de
comportarse como un hombre lujurioso, Oscar supo construir una relación
paternal y de cuidado para con ella.
Por otro lado, Alma (Lanata) lo dibujó como el demonio y alertó sobre
la maldad de este hombre. Y, ciertamente, las habilidades de Oscar en
su arte del engaño podrían colocarlo en ese lugar. Su mente no se
detiene, avanza constantemente hacia su objetivo y se muestra como un
ser inmortal. Ya engañó a Andrés –y al televidente- con su muerte una
vez.