Casi como gran metáfora de este recurso, la primera imagen de Peligro sin codificar que se vio este año, fue una parodia de Los Simpson. Antes de que conociéramos la nueva escenografía, el nuevo logo o escuchásemos a Diego Korol inaugurar la nueva temporada, los vimos a él y a su troup de humoristas en las pieles amarillas de las creaciones de Matt Groening – todo un mensaje teniendo en cuenta el pase a Telefe- antes de verlos en carne y hueso.
Ya una costumbre que nos hace acordar al programa que los vio nacer, VideoMatch, donde aparecían a diario las imitaciones de cantantes, famosos, políticos, mediáticos y también de programas de tele. Curtiembres argentinas, imitación de Costumbres argentinas, Padre carajo una versión libre de Padre Coraje o Reviejos Way, en referencia a la tira juvenil de Cris Morena de 2002, Rebelde Way.
Es así que con la misma lógica hoy vemos Periodismo para pocos (Periodismo para todos), A todo Tv (Televisión abierta), Celebrity Spam (Celebrity Splash) o Pesto del mundo (Resto del mundo).
Peligro sin codificar se mantiene actual y atractivo a partir de reversionar distintos contenidos y hacerlos propios. Puede hacerse fuerte inclusive a partir de su propia competencia, capitaliza lo que pasa en la tele y le pone su sello, caricaturizándolo. En un año en que los imitadores están de moda, ellos no buscan “ser iguales”, copiar exactos los gestos, el tono de la voz o el look, todo su esfuerzo tiene como único objetivo -y a como dé lugar- hacer reír.
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