23 de febrero de 2014

Cecilia Ranua, la madrugadora que eligió Mendoza

Conoció a su marido en una sala de chat, se casó y se vino a vivir a nuestra provincia. Nació en Buenos Aires y, mientras estudiaba periodismo, ya estaba en la conducción de un noticiero. Afirma que en Mendoza no manda el minuto a minuto y que no le gusta la televisión nacional de hoy.
Cecilia Ranua se levanta todos los días a las 4.30 y a las 5.50 está en Canal 9 produciendo el noticiero que conduce junto a Mario Rudyk. (Claudio Gutiérrez / Los Andes)

Cecilia Ranua es una de las caras más populares de la televisión de la provincia. Sus convicciones personales y periodísticas la han llevado a un lugar de privilegio dentro de la pantalla chica. La historia de una apasionada por su trabajo que encontró su lugar en el mundo en Mendoza.

-¿En qué parte de Buenos Aires naciste?

-Nací en Berisso que es una ciudad que está a siete kilómetros de La Plata, en la provincia de Buenos Aires.

-¿Hasta qué edad viviste ahí?

-A los 18 años me mudé a La Plata. Me fui a vivir sola y a estudiar. Siempre fui bastante independiente. Y de más grande viví en Capital Federal.

-¿Cómo empezaste en periodismo?

-A los 17 años cuando todavía no había empezado a estudiar comunicación, mi padre me avisó que el canal de Berisso estaba buscando periodistas. Yo soñaba con ser periodista y escribir notas. La oportunidad era en televisión, pero me interesaba de todas maneras. Así que fui a una prueba y quedé seleccionada para empezar a trabajar. En esa época todavía no vivía en La Plata. A la gente del canal le gustó mucho la prueba que di y me quedé.

-¿Qué trabajo hacías?

-Arranqué como notera, pero ya a los 18 años era conductora. Fue todo muy precoz. En esa época ya estudiaba Comunicación en la Universidad de La Plata. La única diferencia con mis compañeros era que yo ya trabajaba en los medios. Fue muy buena la experiencia de estar aprendiendo periodismo en la universidad y poder desarrollarlo a la vez. Estaba en la edición central del noticiero, era el más importante de la región.

-¿Sabés de dónde viene tu pasión por el periodismo?

-Nadie de mi familia tenía que ver con el periodismo. Pero yo leía y leo mucho. “Trago” libros, es algo que me encanta. Yo quería ser arqueóloga, pero un día una profesora de Geografía que tenía en la secundaria me dijo que tenía que ser periodista...

-¿En tu familia qué decían?

-Mi papá quería que fuera médica, abogada o algo seguro. Una profesión más tradicional. Cuando le dije que iba a ser periodista no le gustó nada. Igualmente después fue muy feliz viendo mi desarrollo en esta profesión.

-¿Cómo llegaste a Mendoza?

-Yo había venido a Mendoza en 1993 a hacer una nota con Nicolino Locche que nunca pudimos concretar. Era una nota para el canal en que trabajaba en ese momento en Buenos Aires. Cuando vine hacía un calor tremendo, pero la ciudad me encantó. Me morí de amor. Me di cuenta de que éste era el lugar donde quería vivir. Apenas llegué a Buenos Aires se lo dije a mi mamá. Igualmente seguí un tiempo más en Buenos Aires.

-¿Cuándo te viniste definitivamente?

-Un día estaba trabajando y mientras lo hacía chateaba en una página donde había gente de todo el país. En un momento entró una persona de Mendoza y nos pusimos a chatear. Obviamente, lo primero que le dije fue que él vivía en la provincia más linda de Argentina. Y esa persona hoy es mi marido…

-¿Una historia de novela?

-Estuvimos muy poco de novios y al tiempo nos casamos. Nos conocimos a través del chat. Chateábamos todas las noches. Un día me dijo que iba a ir a Buenos Aires a conocerme y así fue. Apenas nos vimos fue un flechazo, nunca más nos separamos. Yo me vine a vivir a Mendoza. No podía perderme la oportunidad de venir a vivir acá. Fue la mejor decisión de mi vida, me vine feliz. En diciembre hicieron catorce años. Primero convivimos un año y luego nos casamos.

-¿Y el tema laboral en Mendoza?

-Imprimí muchos currículums y salí a tocar puertas. Pero al principio no fue fácil conseguir algo. Tenía bastante experiencia y por ende tenía confianza en que iba a salir algo.

-¿Cuál fue el primer medio donde trabajaste?

-Un día mi marido me llamó para avisarme que tenía que ir a la FM 100.9, porque se habían quedado sin locutores y estaban buscando. Lo había escuchado en la radio. Yo agarré el auto y me vine a la radio. Llegué a la puerta y dije que me habían avisado que en la radio estaban buscando locutores. Quien me estaba atendiendo era Darío “Palo” Villatoro, el locutor de la mañana de la radio de ese momento. Me dijo que el locutor era él (risas). Yo le conté que quería trabajar y me pidió mi currículum. Lo leyó en ese mismo momento y me dijo que me llamaba más tarde. Al rato me llamó y me dijo que empezaba a trabajar al otro día.

-Todo muy rápido...

-Entré al programa de la mañana de FM 100.9. Estaba con Darío (Villatoro), Daniel (D’Ambrosio) y Martín (Lubowiecki)…  teníamos un equipazo. Además el programa tenía muchísima audiencia. La verdad es que le debo mucho a Darío Villatoro. Él fue muy generoso conmigo y me dejó mostrar lo mejor de mí en la radio. Tenemos mucha relación en la actualidad. Nuestras familias son muy amigas.

-¿Al tiempo de eso empezaste en Canal 9?

-Al tiempo me ofrecieron empezar a escribir en el diario El Sol y lo hice durante un buen tiempo en las secciones Sociedad, Espectáculos y Cultura. Después también estuve en LV 10 y luego me invitaron al canal para hacer una participación en el programa “De Todo Corazón”.
Por suerte gustó cómo salía en cámara y al poco tiempo empecé en el noticiero. Había arrancado en 2003 en la radio y en 2006 empecé a conducir las mañanas con Ricardo Mur.

-¿En ese momento sentiste que habías conseguido lo que viniste a buscar profesionalmente?

-Yo había venido con muchas ganas de hacer televisión. Era donde tenía más experiencia. Además me gusta mucho la conducción. Es un lugar donde me siento muy cómoda.

-¿A qué hora te levantás para hacer el noticiero?

-Me levanto todos los días a las 4.30 de la mañana. A esa hora empiezo a ver televisión y también reviso las redes sociales. Llego al canal a las 5.50 y salimos al aire a las 6.50.

-¿El hecho de levantarte temprano no modifica mucho tu rutina de vida?

-No. Yo cerca del mediodía ya estoy en casa y disfruto del resto del día. Además sigo viendo noticias para estar informada.

-¿Te paran mucho en la calle para saludarte?

-Sí, todo el tiempo. Me pasa hasta en los lugares más insólitos. He llegado hasta a firmar autógrafos, algo que me da mucha vergüenza. Los mendocinos son personas muy respetuosas y ése es un gran valor agregado de esta provincia.

-¿Qué opinás de tu trabajo?

-Personalmente, lo disfruto muchísimo y estoy junto a un gran equipo. Pero mi trabajo es sólo una labor más. Como la de una médica, una abogada o cualquier mujer que sale a trabajar todas las mañanas. No tengo ningún privilegio.

 -¿Por qué se llega a una amenaza como la que sufrieron los periodistas de diario El Sol por arte de una banda de narcotraficantes?

-Repudio cualquier situación de amenaza. Cuando va directamente dirigida a periodistas que buscan acercar información, que investigan y se comprometen, se puede entender qué tan grande es la falla de un sistema que tiene que ofrecer garantías al ciudadano honesto y no lo hace.  Es muy grave.  Hay que acompañar y exigir cambios para que los derechos se gocen como tales.

-¿Qué opinión tenés sobre la televisión de hoy?

-No me gusta la televisión de hoy. Hoy la agenda de los medios se maneja por lo que vende. Y como vende se muestra eso. Antes esto no era así. En Mendoza, por suerte no manda el minuto a minuto. Pero sí sucede eso en Buenos Aires.

-¿Crees que Twitter y Facebook generan una inmediatez en las noticias que puede llegar a confundir?

-El tema es tener claro qué ganamos dando una noticia que no ha sido chequeada. Uno se puede enganchar en esa forma de trabajar, pero creo que el valor real será justamente no engancharse en esa tendencia.

-¿Qué opinás de la batalla entre el gobierno nacional y algunos medios de comunicación?

-Creo que desde el periodismo, puntualmente, es fundamental tener clara la responsabilidad de decir siempre la verdad. 

-¿Mendoza es tu lugar en el mundo?

-Absolutamente. Si hay un lugar en el mundo para cada persona, yo encontré el mío.

-¿Imaginaste que ibas a llegar al lugar en el que estás hoy?

-La película es mucho mejor de lo que yo esperaba. 


Ping Pong

Un restaurante: no me gusta uno en especial  
Un vino: malbec   
Una comida: pastel de papa con canela y azúcar 
Lugar favorito: Malargüe me parece un lugar extraordinario  
Un libro: “Triste, solitario y  final”, de Osvaldo Soriano  
Una película: “El extraño caso de Benjamin Button”, de David Fincher, y además me encantan las de Tim Burton  
Un músico/a: U2  
Un deporte: vóley, power fit y quiero empezar a correr 

Fuente: Por Fernando Gabrielli | Diario Los Andes