3 de marzo de 2013

¿Hacia dónde va “Dulce Amor”?

Otra vez la amnesia como recurso en una tira de alto rating. Escenas claves del culebrón del 9.
Un recurso archiutilizado en las telenovelas es el de la amnesia. Siempre, uno de los personajes (por lo general, protagónico) sufre la pérdida de la memoria, temporariamente, en algún momento de la trama. Eso es lo que le está sucediendo ahora a Victoria (Carina Zampini) en “Dulce amor” (Telefé). La pobre Vicky sufrió un accidente que la mantuvo en coma nada menos que un año y cuando volvió en sí, estaba amnésica. Ahora, Victoria enfrenta la realidad con el agravante de que no recuerda casi nada. Porque, claro, lentamente empezó a acordarse de algunas cosas.


Pero hubo un par, claves, que todavía no logra recordar. Una es su origen: ella en realidad no es la hija del magnate de las golosinas Octavio Bandi sino del quiosquero José Fernández (Arturo Bonín), el amor de juventud de su madre Elena (María Valenzuela). Tremendo olvido porque a su mamá le llevó media vida confesarle semejante secreto. Y ahora Victoria lo borró de su mente.

Pero lo que tal vez sea aún peor es que Victoria no puede recordar la historia de amor más feliz de su vida. La pasión que vivió con Marcos (Sebastián Estevanez) hasta el momento del accidente, no existe en su mente. Todos hacen un esfuerzo por ayudarla a recordar pero la mente de Vicky se resiste. "No puede recordar lo que sentía por mí", dijo, quebrado, Marcos hace pocos capítulos.

Sin embargo, y sería interesante para un análisis profundo de la psicología humana (¿y femenina en particular, tal vez?), a Victoria le "volvió a nacer" el amor que alguna vez tuvo por Lorenzo (Pedro Cernadas), el novio que la traicionó en su buena fe, el que ayudó a que se quedara sin la empresa familiar, el que le mintió constantemente, el que tuvo (y sigue teniendo) un romance clandestino con Angie (Sol Estevanez) su ex mejor amiga. Ese hombre, ahora tibiamente reivindicado en la historia, es con el que ella está buscando tener una relación. Dicen que la memoria es selectiva. En este caso, ¿también es masoquista? ¿Será que la historia de amor con Marcos era tan color de rosa que la mente de Victoria no es capaz de retenerla en su memoria? ¿Acaso la memoria emotiva, la que queda registrada en el cuerpo, a Victoria ya no le funciona?

Para el espectador, como le sucede a los otros personajes, la conducta de Victoria llega a registros irritantes: mientras ella, más fría y calculadora que antes, se arrastra frente al hombre que no la merece, Marcos sufre por los rincones como un condenado y hasta busca refugio en un ¿nuevo? amor encarnado por Luciana (Vanesa González).

La pérdida de la memoria es, más allá de explicaciones médicas y científicas, arbitraria (así debería ser también su recuperación). Intriga saber cuál será el nervio exacto que haya que activar para que Victoria recupere sus mejores recuerdos y con ellos, la mejor parte de su vida. Es decir, que deje de sufrir masoquistamente y se anime a vivir sin importar el que dirán. CC 

Fuente: Los Andes