Gabriel Jarmolsuck o “Alambre”, como lo llaman sus oyentes, es un bicho de radio. Un apasionado de su trabajo que, desde hace 12 años, impregnó con su estilo desestructurado el aire de la 100.9. Tiene 32 años, ahora no sólo está en las mañanas de la escuchada FM sino que también es su coordinador; vivió toda su vida en Bowen (General Alvear) y sus comienzos en la Emisora del Sol fueron casi por casualidad.
“Hacía radio en Alvear y San Rafael. En unas Olimpíadas en Bowen la conducción la hacía el Palo (mítico y recordado conductor radial). Él me pidió un demo. Recuerdo que armé un casete con algunas grabaciones que había hecho”, recuerda.
Y continúa: “Me hicieron venir un 26 de febrero a la radio. Estuve toda la mañana en la recepción esperando a que El Palo me atendiera. Después de varias horas, salimos y en la playa de estacionamiento de calle Garibaldi, frente a Canal 9, me dijo: empezás a trabajar el 28 de febrero. Dio la casualidad de que mi hermano justo había alquilado un departamento porque estaba estudiando, así que renuncié a todo lo que tenía y me mudé a las Torres de San Juan y Siria”.
-Empezaste haciendo “No te resistas que es peor”, un programa que duró muchos años; ¿cómo fueron esas primeras horas al aire?
-Me costó como cinco años decodificar a Mendoza. Yo viví en Buenos Aires y me acostumbré mucho más rápido. Al principio no podía entender para dónde iba a la onda o de qué manera podía llegar a encajar en donde no encajaba.
-Pero, ¿por qué sentías que no cuadrabas?
-En la radio estaban dos voces poderosas (Rosalía y El Palo), entonces para mí era un desafío. Yo venía con voz de pito y con una onda absolutamente desacartonada. Entonces, me costó meterme porque venía con cosas que no se habían hecho. Igual de a poco me adapté y fui metiendo de a poco lo mío.
-Tu estilo...
-Sí. Siempre me destaqué por ser un perdedor total.
-¿Hablás del personaje que mostrás en la radio?
-Es que no soy un personaje, soy perdedor total de verdad. Todo el mundo la juega desde el “qué tan ganador soy”. Yo no soy ganador, no soy lindo, no soy nada... entonces qué me queda: hablar de códigos muy de barrio y de pueblo. Es un lugar donde me siento cómodo.
-Bueno, pero te sirvió de alguna manera esa postura...
-Soy tan boludo adentro del aire, como afuera. Puede gustar o no, pero soy esto. Lo que pasa es que creo que son más los que se identifican conmigo que con los winner.
-Es más, te siguen muchos hombres...
-Sí, porque no me pongo en el lugar del langa. Me molesta mucho escuchar a un hombre que se hace el ganador. Con los hombres que me escuchan hay cierta paridad.
-¿Cómo te llevás con tus duplas radiales?
-La primera dupla que disfruté fue la que hice con Cecilia Ranua en 2003. Ahora con Majo también la paso muy bien. Creo que la clave está en ser distintos. No podría hacer una dupla con alguien parecido a mí. Majo es inocente, femenina y cumple el rol de la locutora; mientras yo soy el guarango, el grosero, lo opuesto a ella. Nos complementamos muy bien. Incluso, con ella no nos miramos, sólo tenemos una estructura básica de programa y después improvisamos.
-Desde tu experiencia, ¿cómo ves la radio en Mendoza?
-Bien. Igual creo que habría que animarse un poquito más. No comparto mucho la idea de las recetas del éxito. Hay que arriesgarse a hacer cosas y no reprimir ni condicionar nada.
-¿Tenés una mirada optimista para lo que se viene?
-Sí, las nuevas generaciones vienen con mucho hambre, garra y fuerza. Ahora estoy buscando alguien que ocupe mi lugar, porque la verdad es que me gustaría dedicarme a la producción. Igual no hay nadie aún que nos haya volado la cabeza, pero ya aparecerá.
-¿Por qué pensás que la gente te sigue y se copa con tu onda desestructurada?
-Porque no hay cotillón. En el micrófono tenés que ser vos mismo, sino los personajes se diluyen. Y eso la gente lo compra. La radio cartón no me pinta: hago lo que a mí me gustaría escuchar.
-Y, por ejemplo, ¿te coparías con un programa de boleros?
-Ni en pedo, porque no lo disfrutaría.
Lejos del mic
-¿Sos apasionado de tu trabajo?
-Sí, totalmente. No tengo novia, no tengo hijos, todos mis amigos se casaron y van por el segundo y tercer niño. Salgo de acá y llego a mi casa pensando en la radio.
-Y cuando ves a tus amigos con novias e hijos, ¿no te dan ganas de estacionarte en ese lugar?
-Sí, claro; pero no por la urgencia de que los otros lo hayan hecho. Soy muy responsable y enfermo con el trabajo. Al principio, cuando entramos en la radio, todos teníamos la misma onda. Con el tiempo muchos de ellos empezaron a priorizar otras cosas; y ahora hacemos asados diurnos (risas). Todos progresaron en su faceta personal/sentimental y yo aún no.
-¿Y eso no te pesa?
-No. Algún día va a pesar, pero hasta ahora, bien.
-El ser conductor de una de las radios más escuchadas, ¿te sirvió para seducir?
-El Turco García alguna vez dijo: “Si no fuera por el fútbol muero virgen”. Con esta cara hay que completarla con simpatía... lo que he remado papá (risas). ¡Claro que ayuda!
-¿Cómo fue cuando decidiste irte a vivir solo?
-En realidad, tenía la necesidad de hacerlo. Al principio era todo un desastre, hasta que me transformé en toda una ama de casa (risas). Hasta me volví obsesivo con la cama: necesito que las sábanas estén limpias y ordenadas; y empecé a hacer cosas de viejo choto (no me gusta que me invadan, quiero que me visiten sólo cuando quiero).
-Y en el rol de ama de casa, ¿qué cosas no te gustan hacer?
-Cocino, plancho y limpio (de hecho, tengo muchos productos de limpieza: el Cif y el multiuso son los mejores inventos); pero odio lavar los platos.
-¿Pero sos un hombre de casa o preferís salir y comer afuera?
-Soy muy ermitaño. Me gusta estar en mi lugar, tranquilo. No me muero si no salgo. Quizá hace un par de años sí me molestaba no salir, pero ahora prefiero estar en mi casa.
-¿Y cómo andamos con la metrosexualidad?
-(risas) No soy para nada metrosexual. Me pongo ropa que no combina y hasta zapatillas rotas.
Familia y algo más
Gabriel tiene una familia numerosa conformada por sus padres y seis hermanos (5 hombres y 1 mujer). “Somos muy unidos. Disfrutamos de estar juntos, jugamos al fútbol y hasta tenemos un bar en Alvear que se llama Babilonia. Lo pusimos para darnos un gusto personal. Es como nuestro cable a tierra”, contó.
-¿Cómo fue ser tío por primera vez con Alma?
-Fuerte. Me puse insoportable. Como mi sobrina vive muy cerca de la radio, tengo que pasar todos los santos días a verla. Y el día que no me hace una sonrisa, me voy embolado y caliente hasta el otro día. Es el centro por el que gira todo. Igual ya le estoy reclamando a mis otros hermanos para que se pongan las pilas: ¡Queremos más!
-¿Cuál ha sido el momento más duro por el que has tenido que pasar?
-Afortunadamente, aún no he tenido que pasar por algo tan grave que me haya afectado directamente. Lo más cercano fue estar al lado de mi mejor amigo, el “Poli” (Ávalos), cuando perdió a su hijo, que era mi ahijado. Eso fue muy duro para todos, porque él es como un hermano para mí.
-¿Y lo más feliz?
-Todo. Cada cosa que me sucede, cada aprendizaje, cada aventura. Yo disfruto de todo lo que me pasa día a día. Soy feliz porque hago lo que me gusta. Entonces mi trabajo no se transforma en una carga, sino todo lo contrario.
-¿Qué es lo que más extrañás de vivir en la casa de tu niñez?
-La comida de mi vieja (risas). Cuando voy para allá laburo de hijo y me encanta que me consientan.
“Hacía radio en Alvear y San Rafael. En unas Olimpíadas en Bowen la conducción la hacía el Palo (mítico y recordado conductor radial). Él me pidió un demo. Recuerdo que armé un casete con algunas grabaciones que había hecho”, recuerda.
Y continúa: “Me hicieron venir un 26 de febrero a la radio. Estuve toda la mañana en la recepción esperando a que El Palo me atendiera. Después de varias horas, salimos y en la playa de estacionamiento de calle Garibaldi, frente a Canal 9, me dijo: empezás a trabajar el 28 de febrero. Dio la casualidad de que mi hermano justo había alquilado un departamento porque estaba estudiando, así que renuncié a todo lo que tenía y me mudé a las Torres de San Juan y Siria”.
-Empezaste haciendo “No te resistas que es peor”, un programa que duró muchos años; ¿cómo fueron esas primeras horas al aire?
-Me costó como cinco años decodificar a Mendoza. Yo viví en Buenos Aires y me acostumbré mucho más rápido. Al principio no podía entender para dónde iba a la onda o de qué manera podía llegar a encajar en donde no encajaba.
-Pero, ¿por qué sentías que no cuadrabas?
-En la radio estaban dos voces poderosas (Rosalía y El Palo), entonces para mí era un desafío. Yo venía con voz de pito y con una onda absolutamente desacartonada. Entonces, me costó meterme porque venía con cosas que no se habían hecho. Igual de a poco me adapté y fui metiendo de a poco lo mío.
-Tu estilo...
-Sí. Siempre me destaqué por ser un perdedor total.
-¿Hablás del personaje que mostrás en la radio?
-Es que no soy un personaje, soy perdedor total de verdad. Todo el mundo la juega desde el “qué tan ganador soy”. Yo no soy ganador, no soy lindo, no soy nada... entonces qué me queda: hablar de códigos muy de barrio y de pueblo. Es un lugar donde me siento cómodo.
-Bueno, pero te sirvió de alguna manera esa postura...
-Soy tan boludo adentro del aire, como afuera. Puede gustar o no, pero soy esto. Lo que pasa es que creo que son más los que se identifican conmigo que con los winner.
-Es más, te siguen muchos hombres...
-Sí, porque no me pongo en el lugar del langa. Me molesta mucho escuchar a un hombre que se hace el ganador. Con los hombres que me escuchan hay cierta paridad.
-¿Cómo te llevás con tus duplas radiales?
-La primera dupla que disfruté fue la que hice con Cecilia Ranua en 2003. Ahora con Majo también la paso muy bien. Creo que la clave está en ser distintos. No podría hacer una dupla con alguien parecido a mí. Majo es inocente, femenina y cumple el rol de la locutora; mientras yo soy el guarango, el grosero, lo opuesto a ella. Nos complementamos muy bien. Incluso, con ella no nos miramos, sólo tenemos una estructura básica de programa y después improvisamos.
-Desde tu experiencia, ¿cómo ves la radio en Mendoza?
-Bien. Igual creo que habría que animarse un poquito más. No comparto mucho la idea de las recetas del éxito. Hay que arriesgarse a hacer cosas y no reprimir ni condicionar nada.
-¿Tenés una mirada optimista para lo que se viene?
-Sí, las nuevas generaciones vienen con mucho hambre, garra y fuerza. Ahora estoy buscando alguien que ocupe mi lugar, porque la verdad es que me gustaría dedicarme a la producción. Igual no hay nadie aún que nos haya volado la cabeza, pero ya aparecerá.
-¿Por qué pensás que la gente te sigue y se copa con tu onda desestructurada?
-Porque no hay cotillón. En el micrófono tenés que ser vos mismo, sino los personajes se diluyen. Y eso la gente lo compra. La radio cartón no me pinta: hago lo que a mí me gustaría escuchar.
-Y, por ejemplo, ¿te coparías con un programa de boleros?
-Ni en pedo, porque no lo disfrutaría.
Lejos del mic
-¿Sos apasionado de tu trabajo?
-Sí, totalmente. No tengo novia, no tengo hijos, todos mis amigos se casaron y van por el segundo y tercer niño. Salgo de acá y llego a mi casa pensando en la radio.
-Y cuando ves a tus amigos con novias e hijos, ¿no te dan ganas de estacionarte en ese lugar?
-Sí, claro; pero no por la urgencia de que los otros lo hayan hecho. Soy muy responsable y enfermo con el trabajo. Al principio, cuando entramos en la radio, todos teníamos la misma onda. Con el tiempo muchos de ellos empezaron a priorizar otras cosas; y ahora hacemos asados diurnos (risas). Todos progresaron en su faceta personal/sentimental y yo aún no.
-¿Y eso no te pesa?
-No. Algún día va a pesar, pero hasta ahora, bien.
-El ser conductor de una de las radios más escuchadas, ¿te sirvió para seducir?
-El Turco García alguna vez dijo: “Si no fuera por el fútbol muero virgen”. Con esta cara hay que completarla con simpatía... lo que he remado papá (risas). ¡Claro que ayuda!
-¿Cómo fue cuando decidiste irte a vivir solo?
-En realidad, tenía la necesidad de hacerlo. Al principio era todo un desastre, hasta que me transformé en toda una ama de casa (risas). Hasta me volví obsesivo con la cama: necesito que las sábanas estén limpias y ordenadas; y empecé a hacer cosas de viejo choto (no me gusta que me invadan, quiero que me visiten sólo cuando quiero).
-Y en el rol de ama de casa, ¿qué cosas no te gustan hacer?
-Cocino, plancho y limpio (de hecho, tengo muchos productos de limpieza: el Cif y el multiuso son los mejores inventos); pero odio lavar los platos.
-¿Pero sos un hombre de casa o preferís salir y comer afuera?
-Soy muy ermitaño. Me gusta estar en mi lugar, tranquilo. No me muero si no salgo. Quizá hace un par de años sí me molestaba no salir, pero ahora prefiero estar en mi casa.
-¿Y cómo andamos con la metrosexualidad?
-(risas) No soy para nada metrosexual. Me pongo ropa que no combina y hasta zapatillas rotas.
Familia y algo más
Gabriel tiene una familia numerosa conformada por sus padres y seis hermanos (5 hombres y 1 mujer). “Somos muy unidos. Disfrutamos de estar juntos, jugamos al fútbol y hasta tenemos un bar en Alvear que se llama Babilonia. Lo pusimos para darnos un gusto personal. Es como nuestro cable a tierra”, contó.
-¿Cómo fue ser tío por primera vez con Alma?
-Fuerte. Me puse insoportable. Como mi sobrina vive muy cerca de la radio, tengo que pasar todos los santos días a verla. Y el día que no me hace una sonrisa, me voy embolado y caliente hasta el otro día. Es el centro por el que gira todo. Igual ya le estoy reclamando a mis otros hermanos para que se pongan las pilas: ¡Queremos más!
-¿Cuál ha sido el momento más duro por el que has tenido que pasar?
-Afortunadamente, aún no he tenido que pasar por algo tan grave que me haya afectado directamente. Lo más cercano fue estar al lado de mi mejor amigo, el “Poli” (Ávalos), cuando perdió a su hijo, que era mi ahijado. Eso fue muy duro para todos, porque él es como un hermano para mí.
-¿Y lo más feliz?
-Todo. Cada cosa que me sucede, cada aprendizaje, cada aventura. Yo disfruto de todo lo que me pasa día a día. Soy feliz porque hago lo que me gusta. Entonces mi trabajo no se transforma en una carga, sino todo lo contrario.
-¿Qué es lo que más extrañás de vivir en la casa de tu niñez?
-La comida de mi vieja (risas). Cuando voy para allá laburo de hijo y me encanta que me consientan.
Alejandro Ortega - Los Andes
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| En acción. Gabriel haciendo lo que más disfruta: radio. |
Dicen de mí
Poli Ávalos (Productor general de la 100.9). "A nivel profesional es un icono de la radiofonía mendocina. No conozco a una persona más perfeccionista que él. Ha sido un pionero sobre cómo hacer radio, muy apasionado, de perfil bajo y muy creativo. En lo personal, es el mejor amigo que me dio el medio. Hoy somos casi hermanos por elección. Siempre es sincero, no le interesa la plata, tiene alma de artista y si te tiene que dar el hígado te lo da. Hace todo por pasión. Su madre es como mi segunda madre; y mis viejos lo quieren como si fuese su cuarto hijo.
Majo Pérez (conductora de la 100.9, actual dupla de Gabriel en las mañanas de la radio). "Es un loco lindo. Hace dos años y medio que trabajo con él. Antes de entrar a la radio, tenía un poco de miedo porque no sabía cómo era, pero de inmediato me demostró que es un grande como profesional y como persona. Aprendo todos los días con él, porque para mí es el mejor improvisador que hay en Mendoza. Me sorprende al aire; es muy rápido e inteligente. Nosotros tenemos una complicidad especial, por lo que disfruto mucho trabajar con él".
Majo Pérez (conductora de la 100.9, actual dupla de Gabriel en las mañanas de la radio). "Es un loco lindo. Hace dos años y medio que trabajo con él. Antes de entrar a la radio, tenía un poco de miedo porque no sabía cómo era, pero de inmediato me demostró que es un grande como profesional y como persona. Aprendo todos los días con él, porque para mí es el mejor improvisador que hay en Mendoza. Me sorprende al aire; es muy rápido e inteligente. Nosotros tenemos una complicidad especial, por lo que disfruto mucho trabajar con él".
Los Andes
