4 de noviembre de 2011

Por la plata baila el mono

Este año, para llegar al premio mayor de Gran Hermano, los participantes sumarán a su ambiente competitivo, la ley del dinero. Si bien es la base del juego – todos quieren la plata, además de llegar a la tele -, esta vez la ley del “capitalismo salvaje” es el condimento agregado.

Lo posicionó Jorge Rial con esta frase: “Cuando la plata entra por la puerta, el amor se va por la ventana”, y lo constató luego cuando explicó las nuevas reglas del juego. La lucha por “el mango” viene a impulsar el costado más ávido de los participantes y a adueñarse de la poca libertad que les queda dentro de la casa. Ahora tanto en las nominaciones como en el régimen para tener cigarrillos y golosinas, el dinero gobernará las decisiones de los “recluidos”. 

El programa en si también acrecentó su apetito por la plata. Agregó una segunda casa y con la premisa de que “el público puede elegir quiénes entren a la casa”, sumó una votación y un (lucrativo) 0-800. 

En esta edición, los “hermanitos” se enfrentarán a este aditamento de “realidad”. Ellos conviven en un universo de fantasía: no respetan horarios para dormir o comer, no tienen que salir a trabajar ni cumplir con algún compromiso social, no les preocupa la inseguridad ni los acontecimientos del mundo. Sin embargo, el dinero llegó como una inyección para contrarrestar los momentos lúdicos y agregar adrenalina, estrategia y “hacer bailar al mono”.

En las próximas semanas, vamos a ver a un grupo de chicas y chicos cumpliendo objetivos tales como imitar a Los Wachiturros, disfrazarse, armar un rompecabezase de dos millones de piezas u organizar un campeonato de “piedra, papel o tijera”, y todo será incentivado por la codicia de esa "maldita plata".

Fuente: Televisión.com.ar